Hace mucho tiempo (unos 10 años) era tiempo para que nuestro director, Chuy García, formalizará el grupo de teatro de títeres de guiñol que tenía. Él tenía dos ideas para el nombre de la compañía: "La Charca" o "El Sombrerete".
Los bisabuelos de Chuy habían crecido en un pueblo mágico y lejano llamado Sombrerete, nombre que a nuestro director siempre se le pareció muy titiritesco. La opción de "La Charca" tuvo un orígen totalmente diferente. La idea nació años antes, cuando nuestro director realizaba funciones de teatro con un grupo de niños.
Habían estado ensayando una obra llamada "Sucedido de Ranas y Sapos" de Emilio Carballido. Obra que comenzaba con la línea de "En una charca lejana..."
En una presentación para el Municpio de Cd. Juárez, el presentador del evento preguntó por el nombre del grupo. Al ver que no tenían uno, Chuy saltó al frente,
únicamente con la primera línea de la obra en su cabeza y dijo: "La Charca".
Claro que eso enfureció a los niños del grupo. Ellos no había participado colectivamente para decidir el nombre, pero sería el que quedaría.
Años después, cuando nuestro director se especializó en los títeres, no podía decidir entre las dos opciones que tenía en mente. Así que realizaba la pregunta de ¿cuál nombre es mejor? a todos los que conocía. Los nombres siempre quedaban empatados hasta que con ayuda de los miembros fundadores, Luz Heredia y Cristina Valenzuela, decidieron que "La Charca" era el mejor nombre.
A nuestro director le pasaría como a Chespirito cuando le preguntaron porque todos sus personajes empezaban con "CH". "La Charca" empieza con la "CH" de chingón.
Referencia: Carballido E. (1996). Sucedido de Ranas y Sapos. En "Jardín con animales: Antología de teatro infantil" (66-80). México: SEP.
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